A fines de 2014 ocurrió un hecho que cambió el curso de la humanidad para siempre. Llegó a su fin el manga de Evangelion con un final ENTENDIBLE.
A partir de ese acontecimiento, la mayoría de los otakus de todo el mundo comenzaron a morir en paz luego de una larga agonía que duró 14 años. Y no es para menos, ese tiempo se tomaron para publicarlo, a razón de un tomo por año (en promedio).
Muchas cosas pasan en 14 años. Sólo por nombrar, en Argentina tuvimos como diez presidentes, un cuasi golpe de estado y dos defaults. En Japón hubo un tsunami que casi hace realidad muchas historias de bichos radioactivos y el dibujante se tomó un año sabático.
En los 14 tomos pudimos ver lo que sucedía con un planeta que sufrió un impacto de un meteorito en la Antártida (movimiento de su eje, cambios climáticos, etc). Cómo afrontan la vida tres niños de 15 años que tienen la obligación de salvar al mundo subiéndose a unos robots para matar a «ángeles» y que no pueden perder una sola batalla. Los pilotos tienen en común dos cosas: la edad y que ninguno esta bien de la cabeza. Problemas tan marcados que cualquier psicólogo que los atienda se llenaría de plata.
Con este breve contexto, en una narrativa que no alberga esperanza en ningún momento, el personaje principal mas aborrecido y desganado de la vida nos da una lección. Con spoiler, claro está.